CUANDO LA LECTURA TE SALVA (DE) LA VIDA


Muchacha con libro, Alexander Deineka (1934)

Hace muy poco, en una de esas largas conversaciones que mantenemos, mi madre me dijo "¡Menos mal que estoy leyendo cosas maravillosas, me ayudan a llevar mejor el día a día!" Esto no debería ser excepcional, pero lo es porque hace relativamente poco que ha descubierto la lectura como placer.


Mi madre pertenece a esa valiente generación de mujeres de la posguerra, esas que fueron condenadas a estar en casa porque sí. A cuidar de sus padres y hermanos sin más opciones Esas que fueron madres y esposas al cien por cien y nunca tuvieron sus momentos para ser simplemente mujer y vivir sus sueños o darse un capricho, por nimio que fuese.
A muchas se les prohibía la lectura, pues era una pérdida de tiempo, debían dedicar su "tiempo libre", ese que les quedaba tras ocuparse de la casa, y de todos los que en ella vivían, a coser, bordar y el resto de actividades propias de su sexo. Mi madre se convirtió en la mejor modista, sus vestidos son arte. Pero le habían cortado las alas.
Es por ello que mi madre nunca ha sido lectora. Este es un hábito que se adquiere desde pequeño y a ella no se lo permitieron. Pero siempre ha sido muy buena escuchando, la mejor. Por eso cuando sus hijas, lectoras acérrimas, le recomendábamos lecturas las leía. Y le encantaban. Ahora es una muy buena lectora y, a pesar de no tener mucha formación, está aprendiendo mucho y sus opiniones van siendo mucho más sólidas, aunque siempre ha tenido muy claro lo que le ha gustado y lo que no.

Y vuelve a ser cuidadora, a tiempo completo, de un marido muy enfermo. Pero esta vez nadie le ha cortado las alas. Esta vez lee, mucho, y esa lectura la está salvando de ese desgaste del día a día.
Mi madre es la primera en leer mis historias, en compartir conmigo lecturas que luego comentamos en largas conversaciones junto a un café. Me acompaña a presentaciones de libros y las disfruta casi más que yo, las espera con ilusión y luego se lo cuenta orgullosa a sus amigas.
Mi madre es mi mejor compañera en este rincón de leer que he creado. Y es mi mejor compañera porque tengo la suerte y el honor de parecerme a ella en muchas, muchas cosas. 

Ella siempre me dice que ha nacido muy pronto, y tiene razón. Es atrevida, optimista, tolerante y comprensiva, de carácter firme, cariñosa y amante de los suyos, inconformista y perseguidora de sueños... Mi madre se pone el mundo por montera y se lo come si hace falta. Y a pesar de todas estas cualidades, a veces la vida te supera y parece que puede contigo. Pero ella no se ha dejado y ha descubierto en la lectura una maravillosa vía de escape que va a hacer que pueda con todo.

Porque hay ocasiones en las que necesitas ser salvado de tu propia vida, y qué mejor manera que hacerlo leyendo.

Por todas esas mujeres a las que no han permitido hacer lo que ellas querían. Por ellas que se han reinventado y han inculcado a sus hijos la lucha por lo que desean y, en especial a sus hijas, la búsqueda de la independencia y de una identidad propia. Gracias a vosotras somos lo que somos. ¡Gracias mamá!

Me veréis con ella en presentaciones, ferias y eventos literarios en general. Espero que algún día pueda tenerla al lado en la presentación de algo mío.😍



Comentarios

  1. Mi madre descubrió la lectura al morir mi padre (cuando estaba él no les dio tiempo, se pasaban la vida haciendo todo juntos). Como para ti, es de mis primeras lectoras, pero yo tengo la tristeza de vivir lejos de ella y solo poder verla de vez en cuando.
    Hoy, por ejemplo, no ha tocado.
    Es una entrada preciosa.

    Besos!

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    1. Siempre nos parece el poco el tiempo que pasamos con ellas, mil gracias Mayte!! Besos!!

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